14.5.07

Supuestos


Llegó presuponiendo una luna que lo iluminara por debajo, con sus terciopelos líricos de agua áspera, ésa que se ve en un asfalto plegado en la arena, una luz descompuesta por lo vano de la cubierta de un Bentley negro, que frena, se desplaza en hidroplaneo, y comunica su resplandor hacia un portón de madera lustrada.
Viene de otra ciudad. No hay manera de saber cuál, pero queda algo de oscuridad en el reflejo que no produce la pintura opaca.
Habría que postular el advenimiento de una sombra que intercepte la posibilidad de eludir un charco. De esta manera, el conductor abriría la puerta con ánimo de palpar la densidad pluvial, pondría el zapato izquierdo y lustroso en un pavimento que lo deformara, variaría el equilibrio para que el sobretodo se manifieste en su capilaridad, y se aferraría al tapizado de cuero para eyectarse a la decisión de mojarse de una vez.
La puerta se cerrará impulsada por unos guantes de cuero, el cigarrillo prendido de antemano humeará un acontecimiento de fuegos y aguas, y palpitará el oxímoron de que convivan un momento hasta que se quiebre en una fiebre apagada de gotas que hierven en una brasa.
Una gota que hierve, dos gotas que hierven, la tercera cae de una manera indiferente, y la cuarta lo terminó de apagar. No más oxímoron. Agua. Tabaco mojado, seda que se vuelve amarronada, se hace una pasta homogénea que se olvidará de ser un cilindro prefabricado.
Como si esto alcanzara para desfuncionalizarse, el pie derecho se encarga de dividir la pasta en las porosidades que servían de sustento: las porosidades del asfalto, por supuesto.
Hay una angustia que amanece en este momento, una que es voluntaria. Amanece porque quiere su fisiología, porque quiere imponerse la necesidad de reflexionar acerca de la pérdida sangrienta. Pérdida de la Posibilidad. La pérdida del Ahora que ya es vana anécdota, que ya es literatura, y que se impone como el recuerdo de un humo que ya es asfalto y suciedad: una cosa es poseída por la otra, la suciedad pertenece al asfalto mojado, y nunca más a lo que pretende ser una individualidad que fuma por placer justamente cuando el vicio se hace patente en un síndrome nihilofóbico, en la contemplación de una y sólo una nada a medio fumar.
Empedrar las exigencias de una salud, mirar a los vapores que se manifiestan en el sollozo de una maquinaria, en los suburbios de las luminarias, en las penas elegidas de antemano. Eso es lo que siente en el momento.
Podrá fumar muchas veces, las etiquetas son así, son siempre la misma. Como el fuego de algún escritor, todas las etiquetas la etiqueta. Número finito de posibilidades. Uno, dos, cuatro, dieciséis, hasta veinte cigarrillos. Veintidós posibilidades. Que haya de cero a veinte cigarrillos, sumada a la posibilidad de que la etiqueta no haya existido nunca y que estemos siendo demasiado platónicos...
Una etiqueta eterna mientras no se pretenda dejar de fumar. Pulmones no susceptibles al cáncer por escepticismo frente a la realidad material.
No hay nada inexistente que pueda enfermar, salvo la voluntad...
Va aceptando la nueva sensación térmica y la humedad en su respiración, y esto es cierto. Lo dicen sus ojos vacuos que no padecen la diferencia: no hay una mueca que demuestre lo contrario. Es un hecho. El contraste de la sombra con el haz de luz que refleja algo amorfo pero brillante, como un gato de látex o un noúmeno kantiano. Por ahí anda la cosa. Si no es eso, le pasa cerca.
Quiere levantar los despojos, quiere poseerlos, porque sabe que no se agachará para semejante estupidez. Lo hace en una representación y se ve ridículo... precioso pero ridículo.
Vocifera una frase en ruso, que pareciera ser una cita de Stalin, un poco adversa considerando la temperatura.
Como podría ser previsible, cierra la puerta con vehemencia. En el vidrio no queda ni una gota, se precipita y se revientan contra un tope que les era ajeno en algún momento, vaya a saber uno cuándo.
Empieza el debate aletargado de conformidades, como siempre pasa con la lluvia.
Sabe que está sólo. Siempre lo supo. Pero de noche es distinto. No termina de aceptar la compañía de la noche, su densidad puede palparse, sentirse en la saliva que parece de otro. Fumar en el agua es hacer todo, menos fumar. El cigarrillo se termina porque al cine se le ocurre. Y el tabaco parece distinto.
Para colmo de males, tiene más frío del que debería tener en este escenario. Está bien que éstas sean sólo palabras, pero hace frío en serio y se está entumeciendo.
Maldice la primera cosa que se le presenta, pasa por delante de uno de los faros, siente el arma que ya se enfrió y permanece en cuanto tal. Desligada de su función, es fría. Cuando gatilla, sigue fría, pero funcionalmente. Pretende ser un arma de fuego, pero no condice con su temperatura. Le cuesta empuñarla, le cuesta la Posibilidad presente, le cuesta la ausencia, se lo impide su manera de percibir los movimientos cuando la mano está bajo estas condiciones.
Esto no le importa, y termina apuntando a la ventana que muestra una silueta impersonal.
El arma de que se trata podría importar si no fuera un existenciario, si no fuera sólo una condición de posibilidad para un otro que, al escuchar el disparo, se desvanezca en un correlato de supuestos: el supuesto de que haya una habitación que lo contenga, el supuesto de que la silueta sea de nadie, y el supuesto de que el hedor de la putrefacción no termine por convencerlo de que las sombras no desaparecen en una habitación, a menos que nunca haya existido y los zapatos brillantes no sean más que tu silueta empañada en un vidrio a punto de distraerse en la corrupción de su forma...

Foto: Eden Hotel - Ventana ¿vacía?

18 comentarios:

doneufracio dijo...

"soy un vagabundo que va por elmundo regresa a su casa para encontrar a esa princesa vampira que respira y me mira respira y me mira..." AC

Del otro lado de la ventana se escurren personajes como los fantasmas recurrentes que frecuentan y alimentan infinitas posibilidades, distintos atardeceres, sabores de distintas yerbas y distinas flores, colores rojos incandescentes, oscuridad abismal y más flores...

Anónimo dijo...

LAS FLORES, QUIZÁ LAS FLORES DEL MAL, Q ALIMENTAN CONSTANTEMENTE LA SILUETA Y NO ES UNA, SINO UN JARDIN ENTERO...

Anónimo dijo...

(Gato)
Titulo:
Pre-supuesto Supuesto, Compuesto puesto, Por supuesto, supo esto

Luz. Que ilumina lunáticos en flor de lirio y de-lirio. Luz, que no proviene del mismo mundo sino de las estrellas. Reflejo de reflejo, luz de luces.
Luz y sombra. Fuego y agua. Si fuego, luz (más) agua, sombra. El cigarrillo y la etiqueta de la salud. Pulmón rosado y pulmón... (color horriblemente variado, putrefacto)
El cigarrillo se consume, la salud también. Se consume en el acto de inhalar y exhalar. También, el acto de inhalar se consume, deja de ser presente, se es-fuma en el acto de exhalar y viceversa. Es mejor “quedarse en el medio” así se es todo y nada a la vez. [jajaja… tibio (ni frío, ni caliente… por eso Dios me odia)]
Despojado de la posibilidad presente; envuelto en una gran maldición, la maldición de la privación de una real elección, forzado a gatillar el fuego del arma {que dé luz a la gwnía [con omega (ángulos, rincones)] y a la agwnía obscura y obscena} sobreviene una sombra envuelta en angustia, la angustia de la fría soledad, de la amarga representación de que en verdad no estoy putrefacto como la suciedad asfáltica. Estoy, soy: ego sum, ergo vivo? Sí, lo delatan mis pupilas cristalizadas en una imagen etérea. Sí, lo denuncia el juez que dictamina mi existencia jurídica, penal y civil… y un enemigo que me moldea a trompadas los martes al medio día.
¿Sí?
-Sí.
.
.
.
Ahora, hora del ahora, del presente; me eyectaré al futuro incherto y experimentaré aventuras Chatranezcas.

Anónimo dijo...

No sé si falta una imagen, qué sé yo, esto presume de ser autónomo; tus palabras, mis palabras, papas y naranjas no se dividen alumno D., cuántas veces se lo voy a repetir. De todos modos hay similitudes entre esta vieja y curiosamente no del todo gastada pared y la otra, la que me encontré en pasos de variedades climáicas horrorosas. Como las gotitas. Hace frío, pero la caminata es ardua como ya sabía quien camina y es entonces cuando siente las gotitas que Dios si existiera las haría de transpiración, cambiaría su esencia abtrsua por algo amable, literalmente amable, como la transpiración, y conste en actas que digo amable por aprensible. Pero no. Son nomás como algo que no se podría llamar de otra manera que gotas y que cuando quien camina las siente las llama gotas de frío y reza para que sea transpiración o en el peor de los casos una alucinación táctil. Pero no. Gotitas nomás que el pantalón no permitirá jamás el acceso a otra sensación que la fragilidad del tacto; esto es, suave no-poroso vehementemente frío y quizás minúsculo o redondo, serán las figuraciones y los supuestos, como la imposibilidad de dejar de pensar que una nube será el lugar más suave y acolchonado de la tierra, y tomando por cierto aquello de que la tierra no es estrictamente el lugar para los pies sino que podría incluso reservar un inexacto espacio para otras cosas más etéreas, como las nubes y los respiros.
La imagen que decía no era sobre asfalto, sino sobre adoquines, también mojados y esta vez por verdadera y mojada lluvia, pero no de esas tropicales que rechazando snobismos geográficos se te aparecen de vez en cuando in-tempest-iva-mente, no, digo la buena y auténtica lluvia aplicable a cigarrillos mojados. Agonía lente, garúa finito sobre tus cigarrillos y se pueden fumar, estás convencido de que se pueden fumar hasta que llegás a la mitad o un poquito más, tal vez justo a la parte donde, nervioso, normalmente tirarías el cigarrillo si sos de esos que tiran el cigarrillo más cerca de la mitad que del filtro, y cuando llegás el cigarrillo ya es una inmundicia de alcanfor, alquitran y pasta para dientes de caballo enfermo, algo nauseabundo como fumar el vapor de un coliflor en cocción. Y podés tirarlo, ahora hay motivos valederos para eso, pero el resentimiento va más allá. Después deberías sentir algo como un levísimo temor que la lluvia querría hacerte confundir con frío y preocupaciones sobre la salud pero que en el fondo.
O sea, todo esto decía yo que podría tener algo que ver en alguna circunstancia pero ocurren las siguientes cosas:
a) dejó de hacer frío, lo que realmente me apena.
b) volviendo a lo de la no-comunicación, ya sabemos que esto es así, yo escribo y vos lees y en otro momento al revés, o hablamos, pero siempre en el medio hay kilos y quilos de cosas como moco o engrudo para hacer máscaras, y habría que probar, yo al menos lo intentaría, cuántas veces se puede decir "amor" antes de vomitar, y cuántas se la puede escuchar antes de que acontezca dicho suceso. Por las dudas.
c) que acabo de acordarme que la imagen no tenía nada que ver, o sí, tendrá, pero yo no la quise así, hice la imagen como quien dice sobre la marcha y sin leer mientras tanto ni lo que voy esccribiendo ni lo que se supone con lo que esto tiene algo que ver. Así que perdón por las incongruencias, estoy cada día más voluble a descubrirme un pésimo escritor y ya cuando verdaderamente acontezca tal hipóstasis no te digo que me mato pero que me suicido me suicido.

Menschenhass dijo...

"habría que probar, yo al menos lo intentaría, cuántas veces se puede decir "amor" antes de vomitar, y cuántas se la puede escuchar antes de que acontezca dicho suceso"

Son exactamente cuatro veces, ni una más ni una menos. El experimento que has sugerido, querido niñato, ya ha sido realizado, en condiciones controladas, en un laboratorio soviético secreto, escondido en algún lugar de Kazakhstán (cuando la Rusia comunista tenía control sobre esa miríada de paisuchos que no le interesan a nadie). Se reunió un grupo de siete cosacos, a los que se les dijo que debían repetir las palabras impresas en una serie de tarjetas, mostradas por un investigador embutido en una bata blanca convenientemente plastificada (obviamente, no se les advirtió que la palabra sería siempre la misma, se invalidaría la experiencia por conocimiento previo). Cuatro tarjetas pasaron frente a los ojos enrojecidos de los cosacos antes de que el piso del laboratorio quedara cubierto de productos de digestión compuestos, en su mayoría, de residuos de vodka y guiso de cordero. El investigador también vomitó sucesivas y concordantes veces. La empleada encargada de limpiar el desastre fue confinada para siempre en una prisión de Siberia, porque reclamó una paga extra por semejante y repulsiva tarea.

Menschenhass dijo...

Linda anécdota, Germán.

Menschenhass dijo...

Al anónimo de Baudelaire... no, no hay flores por ningún lado...

Menschenhass dijo...

A Gato... Dios no nos odia por ser tibios, nos odia porque es el único sentimiento posible en el marco de algo inexistente.
Lo único que sabe la Nada es odiar su vana simplicidad, que nunca tuvo, ni siquiera en alucinaciones teológicas.

Menschenhass dijo...

Y a vos, Gallego culiadazo, dejá de citar a Calamaro como comentario de lo que pretende ser literatura, la puta que te parió!

Anónimo dijo...

y a vos mensenchensegerjas!:
"si cuento los cigarrillos que hay en esta cigarrera, tengo la impresión de la develación de una propiedad objetiva del grupo de cigarrillos: son doce. Esta propiedad aparece a mi conciencia como una propiedad existente en el mundo. Puedo muy bien no tener en absoluto conciencia posicional de contarlos. No me "conozco en cuanto contante". (...) en el momento en que esos cigarrillos se me develan como doce, tengo una conciencia no tética de mi actividad aditiva" (...)"la conciencia no reflexiva hace posible la refexión"

Estamos ante uno más de los personajes reflexivos, cuando pensé en esto estaba fumando, por suerte no reflexionaba sobre lo que hacía, pero me acordé de esto, y los cigarrillos, y ahora los supuestos, que por supuesto me remiten a Chichoni. El de Sacatelacra un día: http://ubbiar.fotolog.com/sacatelacara/21480895

que se me hace, escapa de esto, o esto escapa de él...pero, entendámonos, decentemente: la bala es lo que mejor sale, para que el otro no, para nada.

Analía

Menschenhass dijo...

Analía: eso de Sartre no lo tenía presente al momento de escribirlo, pero quién te dice...
Este existencialismo adulterado convive siempre con cigarrillos todo el tiempo, humeando, existiendo, nadeando, acompañando la soledad sin desfigurarla, blanqueando tiempos-vacuos-en-los-que-uno-no-sabe-qué-hacer, llenando vacíos imposibles de destruir, pretendiendo otorgarles una conciencia infinita o de veintidós opciones...
Viste cómo es esto de lo que uno escribe y lo que se cuela sin querer...
Quizá el existencialismo vívido tenga que ver con la manipulación de cigarrillos y nosotros seamos vanos instrumentos de ellos, los que aguardan silenciosa y oscuramente en una etiqueta...

Anónimo dijo...

Festejo, por este medio, la creciente existencia de seres prosperos y cultos, que en mas de una ocasion me han echo sentir esa extraña locura llamada alegria, pero mas que nada el echo de creer en esta vida como un camino a andar, y en el cual despues de caernos nos tendremos que levantar para volver a brindar de nuevo la misma bondad a quien sabemos le cuesta entender lo que intento creer. ... bueno, hasta aqui llegue.

Menschenhass dijo...

Germán, verborragiquísimo Germán...

Menschenhass dijo...

Menschenhass comunica a todos sus inminentes lectores que los comentarios estúpidos serán borrados de aquí en más para mejorar el servicio...
Muchas gracias.

Federico Anzardi dijo...

Che, el blog de Petrona es más amable con los comentarios estúpidos. Así me van a borrar todos los comments!

Menschenhass dijo...

Veo que de a poco van apreciando la Actitud Menschenhass...
Y con respecto a la amabilidad de Petrona para con sus comentadores, hay mezclas que son explosivas...

Menschenhass dijo...

"si cuento los cigarrillos que hay en esta cigarrera, tengo la impresión de la develación de una propiedad objetiva del grupo de cigarrillos: son doce. Esta propiedad aparece a mi conciencia como una propiedad existente en el mundo. Puedo muy bien no tener en absoluto conciencia posicional de contarlos. No me "conozco en cuanto contante". (...) en el momento en que esos cigarrillos se me develan como doce, tengo una conciencia no tética de mi actividad aditiva" (...)"la conciencia no reflexiva hace posible la refexión"
(Jean-Paul Sartre "El Ser y la Nada")

A propósito de esto, que citó Analía, lo vamos a hacer hablar un poco a Borges, ya que estamos...

"Manuscrito hallado en un libro de Joseph Conrad" (Jorge Luis Borges)

En las trémulas tierras que exhalan el verano,/ el día es invisible de puro blanco. El día/ es una estría cruel en una celosía,/ un fulgor en las costas y una fiebre en el llano.

Pero la antigua noche es honda como un jarro/ de agua cóncava. El agua se abre a infinitas huellas,/ y en ociosas canoas, de cara a las estrellas,/ el hombre mide el vago tiempo con el cigarro.

El humo desdibuja gris las constelaciones/ remotas. Lo inmediato pierde prehistoria y nombre./ El mundo es unas cuantas tiernas imprecisiones./ El río, el primer río. El hombre, el primer hombre.

Menschenhass dijo...

El mundo es unas cuantas tiernas imprecisiones...